domingo, 9 de octubre de 2011

A veces queremos volver a esos tiempos, esas etapas donde nos mandábamos mensajes con la persona, volver a cuando se nos escapaba una sonrisa tan solo con escuchar el sonido de que tenes un mensaje nuevo y ver que es de ella, volver a tener esas ansias por el mensaje que no te manda o no te contesta, volver a la incertidumbre de pensar si te quiere de verdad o no, de no saber cuando la vas a volver a ver. Volver a quemares la cabeza a tus amigos/as sobre aquella persona, de pensar en ella antes de irte a dormir, feliz por revivir esos mensajes o momentos que pasaron juntos. Volver a las preguntas embarazosas de la familia al ver que no para de sonar tu celular. Queremos volver a necesitar estar con esa persona aunque hace cinco minutos hayas estado con ella, volver a querer hablar por horas, volver a tener miedo de perderla, volver a tener alguien con quien poder hablar libremente, volver a tener alguien que va a estar con vos que te va a sostener y no te va a dejar caer. Necesitamos a esa persona y cuando estamos solos, a pesar de que la pasemos bien, la extrañamos. Necesitamos depender de otra persona y saber que esa persona también depende de nosotros. Necesitamos que nos celen. Necesitamos que nos digan cosas lindas. Necesitamos a aquella persona que sea más que un amigo pero que al mismo tiempo lo sea. Necesitamos a esa persona para mentirles a tus viejos que salís con tus amigos cuando la vas a ir a ver. 

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