domingo, 30 de diciembre de 2012

Uno no puede saber realmente qué es lo que está por venir. Uno puede planear cosas, pensar, deducir qué es lo que va a pasar, desear que algo pase, pero nunca uno va a saber qué es lo que realmente va a pasar. Y eso es una de las cosas maravillosas que tiene la vida. Sí, la palabra es maravillosa. Porque puede ser una cosa linda o fea, pero no deja de ser maravillosa. Esas cosas imprevistas son lo que hacen que la vida sea una galera de un mago, cosas que no paran de salir. Algunas sí la sabemos, como que siempre va a salir un conejo blanco de una galera, pero pueden salir otras cosas también; dependiendo del mago que sea que la utilice puede salir cualquier cosa. 
El problema no es que no sabemos qué es lo que puede salir de ahí, sino qué es lo que podemos hacer con lo que sale. Tanto nos favorezca o no, hay infinitas de distintas posibilidades y nosotros tenemos que elegir una, por eso se nos hace tan difícil elegir, por eso nos quedamos pensando y no actuamos rápidamente. Nos quedamos pensando en elegir la mejor opción ya sea la que queremos o elegimos algo que no queremos. Y ahí está el error, pase lo que pase, sea la mejor o la peor opción, tenemos que hacer lo que nosotros realmente queremos (siempre y cuando no perjudiquemos a nadie, aunque a veces salimos perjudicados nosotros y no nos damos cuenta) porque de eso se trata la vida. Cosas inesperadas y hacer con ellas lo que nosotros queramos. 

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